Fue en una milonga suburbana que me advirtieron sobre cierta rivalidad entre los estilos “del norte” y “del sur”. Quien más, quien menos, todos los bailarines han oído hablar de ella y son muchos los que reconocen que ambas corrientes están enfrentadas; alguien los ha aleccionado durante sus primeros pasos hasta conseguir que terminen inscriptos en uno u otro bando. He llegado a oír desprecios recíprocos, bastante crueles por cierto.
Desconozco las más elementales reglas de la coreografía, por lo que soy del todo indigno para opinar sobre esta cuestión de estilos; sin duda es por esta ignorancia que veo más o menos lo mismo en cualquier punto cardinal. Aún así me permito sospechar que no existe una clara definición de qué es el “norte” y qué es el “sur”; y nadie (que yo sepa) se ha preocupado por analizar el origen de semejante rencor.
Tengo delante de mí el mapa de la ciudad de Buenos Aires levantado en 1892 por Pablo Ludwig. Conviene esta antigualla porque es de la época en que florecían muchos lugares de baile. Pues bien; la orientación del plano sugiere que el cartógrafo ya tomaba como eje “natural” de la traza urbana a la Avenida de Mayo y su prolongación en Rivadavia. Así, en dirección al Plata todo es norte, mientras que hacia el Riachuelo todo es sur. El Retiro, Palermo, Villa Alvear, el partido de Belgrano: todo eso es norte. Sur sería San Telmo, la Boca, ambas Barracas, buena parte de San José de Flores, y una lejana Villa del Riachuelo que por su posición pareciera ser una “terra incognita”.
Reitero que esto corresponde a la última década del siglo XIX, cuando los bailongos estaban en plena consolidación. Y quizá fue entonces cuando se originó la diferencia entre norte y sur; sin que surgieran este, oeste, sudeste, nordeste, etcétera, por la sencilla razón de que en el complejo entramado porteño los otros ejes no aparecían tan claros.
Sin embargo, cabe preguntarse si en aquellos años para el baile existiría otra oposición además de la topográfica. Lamento no estar en condiciones de ofrecer una respuesta. En la actualidad puede apoyarse o denostarse a un bailarín diciendo de él que “baila como en el norte”, pero por norte hoy se entiende Villa Urquiza: en 1890 el norte ya eran las Catalinas, cuyos bailes no debían tener virtudes muy diferentes de los que estaban sobre la calle Alsina (estricto sur, si atendemos a esa línea divisoria que significaba la Avenida de Mayo).
Probablemente al principio era nada más que un tema de límites arbitrarios el hecho de que un baile fuera del norte o del sur. Tal vez la discordia llegó luego, en tiempos de una ciudad más expandida, cuando las idiosincrasias de cada barrio quedaron separadas por distancias más generosas.
Desconozco las más elementales reglas de la coreografía, por lo que soy del todo indigno para opinar sobre esta cuestión de estilos; sin duda es por esta ignorancia que veo más o menos lo mismo en cualquier punto cardinal. Aún así me permito sospechar que no existe una clara definición de qué es el “norte” y qué es el “sur”; y nadie (que yo sepa) se ha preocupado por analizar el origen de semejante rencor.
Tengo delante de mí el mapa de la ciudad de Buenos Aires levantado en 1892 por Pablo Ludwig. Conviene esta antigualla porque es de la época en que florecían muchos lugares de baile. Pues bien; la orientación del plano sugiere que el cartógrafo ya tomaba como eje “natural” de la traza urbana a la Avenida de Mayo y su prolongación en Rivadavia. Así, en dirección al Plata todo es norte, mientras que hacia el Riachuelo todo es sur. El Retiro, Palermo, Villa Alvear, el partido de Belgrano: todo eso es norte. Sur sería San Telmo, la Boca, ambas Barracas, buena parte de San José de Flores, y una lejana Villa del Riachuelo que por su posición pareciera ser una “terra incognita”.
Reitero que esto corresponde a la última década del siglo XIX, cuando los bailongos estaban en plena consolidación. Y quizá fue entonces cuando se originó la diferencia entre norte y sur; sin que surgieran este, oeste, sudeste, nordeste, etcétera, por la sencilla razón de que en el complejo entramado porteño los otros ejes no aparecían tan claros.
Sin embargo, cabe preguntarse si en aquellos años para el baile existiría otra oposición además de la topográfica. Lamento no estar en condiciones de ofrecer una respuesta. En la actualidad puede apoyarse o denostarse a un bailarín diciendo de él que “baila como en el norte”, pero por norte hoy se entiende Villa Urquiza: en 1890 el norte ya eran las Catalinas, cuyos bailes no debían tener virtudes muy diferentes de los que estaban sobre la calle Alsina (estricto sur, si atendemos a esa línea divisoria que significaba la Avenida de Mayo).
Probablemente al principio era nada más que un tema de límites arbitrarios el hecho de que un baile fuera del norte o del sur. Tal vez la discordia llegó luego, en tiempos de una ciudad más expandida, cuando las idiosincrasias de cada barrio quedaron separadas por distancias más generosas.
© 2011, Héctor Ángel Benedetti
1 comentario:
Decir que la ciudad se dividia en parte Norte o parte Sur, responde a una cuestión topográfica. Existe una linea "DORSAL" (término topográfico que significa divisoria de aguas) que corre de Este a Oeste en lo que es el recorrido del ferrocarril Sarmiento, esta línea dorsal fue aprovechada por el ferrocarril y su calle paralela Rivadavia. O sea, las aguas a lo largo de esa línea van hacia el Norte o hacia el Sur.
Ricardo
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