(Escrito por Guada Aballe para El Sextante de Hevelius)
Enrique Tudor nació en Pembroke (Gales) el 28 de enero de 1457. Su madre, Margaret Beaufort, tenía catorce años y su padre, Edmund Tudor, había muerto mientras su madre estaba embarazada. Su abuelo había sido Ower ap Meredith ap Tudur, aquel aventurero galés que había enamorado a la viuda de un rey.
Enrique Tudor nació en Pembroke (Gales) el 28 de enero de 1457. Su madre, Margaret Beaufort, tenía catorce años y su padre, Edmund Tudor, había muerto mientras su madre estaba embarazada. Su abuelo había sido Ower ap Meredith ap Tudur, aquel aventurero galés que había enamorado a la viuda de un rey.
Eran tiempos de la guerra civil York-Lancaster. Su familia estaba en el lado lancasteriano. Con motivo de un triunfo yorkista, el niño estuvo bajo al custodia de Lord Herbert. Y con un nuevo gobierno de la Casa de Lancaster, su tío Jasper Tudor pudo ocuparse de él. Los yorkistas volvieron al poder y Jasper con su sobrino se vieron obligados a partir para el exilio: Francia.
Con el tiempo Enrique Tudor se convirtió en pretendiente al trono por la Casa de Lancaster. En 1483 intentó invadir Inglaterra pero no pudo a causa de las tormentas.
La situación política en la isla estaba cada vez peor, no solamente la guerra civil parecía no terminar sino que el Lord Protector Ricardo de Gloucester había hecho llevar a su sobrino, el niño rey Eduardo V, junto con su hermanito a la Torre de Londres “para custodia”. Ricardo usurpó el trono con el nombre de Ricardo III y los chicos desaparecieron.
En 1485, con un ejército que contaba entre 3.000 y 4.000 hombres, Enrique entró en Inglaterra y gracias a la defección de los Stanley en el campo de batalla pudo derrotar a Ricardo en Bosworth Field. Se casó con Elizabeth, la princesa yorkista sobrina de Ricardo III y hermana de los chicos desaparecidos. Unió de esta manera las casas de York y Lancaster y se puso fin a la guerra civil. Asumió el poder como Enrique VII con un pueblo feliz de ver terminada una guerra civil de unos treinta años de duración.
Sin experiencia alguna de gobierno asumió el poder en un reino nada envidiable:
-la nobleza dividida y diezmada
-los yorkistas activos en las sombras y dispuestos a volver a cualquier precio
-de los últimos cuatro reyes que había visto Inglaterra (con o sin derechos legítimos) los cuatro habían sido depuestos; 1 de ellos asesinado (Enrique VI), 1 muerto en batalla (Ricardo III) y otro aún seguía desaparecido (Eduardo V)
-el país estaba en bancarrota y hasta las Joyas de la Corona estaban empeñadas
Cuando falleció 24 años después, en el país había superavit, él mismo murió en su cama, nunca fue destituido y logró dejarle el trono a un sucesor que tomó el poder sin hechos violentos por primera vez en 87 años. La última transición pacífica había sido en 1422.
Como rey su fuerte fueron las finanzas. Bajó los gastos del reino. Evitó guerras innecesarias. Controlaba personalmente las cuentas diariamente y además empleaba auditores para tener doble control. Se manejó con un sistema de multas y fianzas para recaudar dinero.
Su principal característica era la desconfianza que sintió toda su vida hacia la nobleza, a la que hostigó, controló y amedrentó. Se ocupó que ningún noble se creyera por encima de la ley y hacía nombramientos teniendo en cuanta la capacidad de la persona y no su cuna. Creó pocos nobles (con la intencionalidad que el número de pares decayera con el tiempo). De las 62 familias de pares 7 estaban bajo “attainder”, 36 bajo fianzas, 3 con restricciones y solo 16 vivían en paz.
Tenía el hábito de reunirse con su consejo privado regularmente y presidirlo. Estimuló los viajes de los Caboto y el comercio con el extranjero (hasta dispuso un embargo a los Países Bajos para que dejaran de apoyar a los yorkistas). Detectó futuros problemas sociales y en 1489 promulgó un acta que frenaba el cercamiento a las tierras comunes. Lamentablemente cuando murió se había convertido en alguien impopular por su costumbre de aplicar multas descomunales para recaudar fondos a lo largo y ancho del país.
Enrique VII supo ser rudo, firme y severo cuando la ocasión lo requería pero a diferencia de su famoso hijo jamás se manejó por caprichos o veleidades insólitas. Su matrimonio con Elizabeth de York fue feliz y tuvo varios hijos de los cuales destacamos a Arturo (el más célebre de los Príncipes de Gales), Margaret (a través de ella desciende la familia real británica actual), Enrique VIII y Mary (la abuela de Lady Jane).
Murió el 21 de abril de 1509.
© 2010, Guada Aballe
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