viernes, 3 de septiembre de 2010

Breve historia de la Cruz del Sur


Tuvieron los griegos de la Antigüedad alguna preocupación por las constelaciones, pero no llegaron a ver entera a la Cruz del Sur. Conocieron, sí, a su vecino Centauro; aunque solo en parte: la precesión de los equinoccios ya había arrastrado por debajo de su horizonte a las estrellas más australes, y en todo caso una cruz no tenía para ellos la riqueza simbólica que gozaba en otras culturas. Eratóstenes de Cirene describió un “Animalillo”, sin mayores datos, a quien Quirón (el Centauro) sostenía en actitud de ofrendarlo a un altar (Cataterismoi, 40). Ni el animalillo ni el altar eran la Cruz. Ptolomeo, en el siglo II, conoció el grupo y lo puso en su Almagesto; pero continuó sin enterarse de su forma de cruz.

La Edad Media no era una buena época para hallar cruces en el Cielo —bastantes había ya en la Tierra— aunque es curiosa cierta memoria imprecisa que se guardaba sobre nuestra constelación, quizá por transmisión de los árabes o por el relato de algún intrépido que había conseguido volver del sur. Creyó verse la Cruz en un pasaje del Dante, a comienzos del Purgatorio: I’ mi volsi a man destra, e posi mente / all´altro polo, e vidi quattro stelle / non viste mai fuorchè alla prima gente. / Goder pareva il ciel di lor fiammelle / Oh! settentrional vedovo sito, / poichè privato sei di mirar puelle! (Commedia, Porgatorio, I, 22-27). Dante, que no era hereje pero le agradaban los símbolos, bien podía estar haciendo una alegoría (¿de cuatro virtudes?); sin embargo, es sobresaliente que las estrellas sean cuatro, que estén ubicadas en el otro polo, que solo hayan sido vistas por “la primitiva gente”, y que el Septentrión ya no pudiera gozarlas.

Pudo haberla visto Marco Polo según se deduce de una confusa descripción de Pietro de Albano; pero para mayores precisiones habría que esperar hasta el descubrimiento de América y los viajeros que, como Vespucci y Magallanes, se aventuraron más al sur. Vespucci se ensoberbeció de hallarla en su viaje de 1501 y la reportó en un mensaje a Lorenzo de Pier Francesco de Médicis. Pigafetta, cronista del viaje de Magallanes, habló de ella veinte años después: Estando en alta mar descubrimos al Oeste cinco estrellas muy brillantes, colocadas exactamente en forma de cruz. Así lo anotó en enero de 1521. Pigafetta la describe a la salida del cabo de las Once Mil Vírgenes (lat. 52º); pero, teniendo en cuenta el derrotero de Magallanes, en realidad tuvo que haberla visto mucho antes. Y con respecto a la quinta estrella que menciona, ¿a cuál se refiere? Las de mayor intesidad son, fuera de toda perplejidad, cuatro. Al decir cinco, o bien incluyó a otra que forma parte de la constelación (pero no entra en la forma de cruz), o bien a una del Centauro que “prolonga” su eje mayor.

La ubicación de la Cruz en el firmamento austral fascinaba a los marinos y les era de providencial ayuda: nuestro hemisferio sur carecía de una estrella polar, y la Cruz les marcaba cómodamente el rumbo. La llamaron “del Sur” en parte por su representación obvia y en parte por buscar un reflejo con la Cruz del Norte, que es el otro nombre que recibe la constelación del Cisne. El florentino Andrea Corsali la había mencionado en 1515 llamándola “Cruz Maravillosa”.

Para los navegantes españoles y portugueses simbolizaba la conversión al Cristianismo de los indígenas.

Pero los mapas, ricamente dibujados, seguían sin notarla. En el de Petrus Apianus (1540) no figura; tampoco en el globo de Jacob y Arnold van Langren (1589) ni en el planisferio de Thomas Hood (1590). Emerie de Mollineaux la incluyó (¡por fin!) en una esfera de 1592, y ya a comienzos del siglo XVII aparecía en todas las cartografías, con distintas denominaciones: Crosiers, Crux, Crucero, Cruzero...

El astrónomo alemán Jakob Bartsch la separó definitivamente del Centauro en 1624. Algo más tarde, cuando fue necesario parcelar la bóveda para estudiarla con mayor comodidad, la Cruz del Sur tuvo el extraño privilegio de ocupar la porción más pequeña de todo el espacio celeste.

Mientras tanto, América aún estaba libre de verla como una cruz. Por ejemplo, los mocovíes del Gran Chaco se figuraban una escena de caza, con unos “perros” (ipiogo, en su lengua) persiguiendo a un “avestruz” (amnic). Los perros serían ciertas estrellas del Centauro, y el avestruz la Cruz del Sur (Robert Lehmann-Nitsche, Mitología sudamericana, VII: La astronomía de los mocoví, en Revista del Museo de La Plata, XXVIII, 1924). Los chiriguanos de Bolivia, por su parte, también percibían un avestruz (al que llamaban yandu), pero de manera más amplia: las cuatro estrellas características de la Cruz serían sólo la cabeza, y algunas del Centauro harían de cuello (Lehmann-Nitsche, Mitología sudamericana, VIII: La astronomía de los chiriguanos, íd.). Los warao del Brasil veían un pavo tutor de los niños recién nacidos, hostigado por dos cazadores (Alfa Centauri y Beta Centauri). La creencia en el pavo como la más prolífica de las aves es común a varios pueblos americanos. Mucho al sur encontramos a los mapuche, pero no es sabido a ciencia cierta cómo la interpretaban. Ni siquiera su nombre se ha fijado con confianza. Hueluhuichrau, Melirito y Melipal pasan por sinónimos, pero no lo son. Personalmente confío más en los dos últimos, ya que Melirito es “cuatro enfrente” (“enfrente”= el cielo) y Melipal es “cuatro estrellas” (Esteban Erize, Mapuche, III, 1987). Algunos imaginaban la huella de un ñandú. Este se encontraba a punto de ser alcanzado por unas boleadoras, a las que veían tendidas en tres estrellas del Centauro.

La fotografía de abajo a la izquierda fue realizada por el Prof. Jorge Coghlan, del observatorio CODE de Santa Fe. https://sites.google.com/site/astrofotografiacode (¡muchas gracias...!)

© 2010, Héctor Ángel Benedetti

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Héctor:
Me ha gustado mucho leer tus recopilaciones históricas sobre la CRUZ DEL SUR. Me llamo Mayte Aparisi, soy periodista de Valencia-España y actualmente escribo un libro mitad biográfico mitad ficción sobre una familia de Buenos Aires que llegado Alfonsín decide dejar Argentina. Y la Cruz del Sur estará presente en mis páginas. Así que muchas gracias por tu ayuda.
Mayte (mac@comv.es)

Héctor Ángel Benedetti dijo...

Buenos días, Mayte; el agradecido soy yo por tan lindo comentario. Me siento muy feliz de que este trabajito haya servido para lo tuyo. Te envío un cordial saludo.

Jorge Coghlan dijo...

Hola Héctor: Muy buen trabajo sobre la Cruz del Sur. Como autor de la fotografía utilizada en tu blog, vería con mucho agrado citar el crédito correspondiente. Ver: https://sites.google.com/site/astrofotografiacode/
Saludos desde el Observatorio CODE de Santa Fe. Prof. Jorge Coghlan

Héctor Ángel Benedetti dijo...

Estimado Jorge Coghlan, muchas gracias por su aclaración; naturalmente no lo sabía, y de inmediato haré el ajuste correspondiente para dejarlo aclarado. Cordial saludo.