* Vuestras madres han traído al mundo hijas delicadas.
* Un rostro resulta atractivo si va acompañado de inteligencia.
* Preocupaos por gustar, ya que vivís en una época en que también los hombres se adornan: vuestros maridos se engalanan siguiendo la norma de las mujeres.
* El gustarse a sí mismas constituye un inmenso placer: a las doncellas, su propia hermosura les produce una íntima complacencia. El ave de Juno [ = el pavo real ], cuando alguien alaba su plumaje, lo abre en abanico.
* El amor os apremiará más intensamente si usáis las hierbas poderosas cortadas según ritual terrorífico por manos de hechicera.
* La corriente de un río no vuelve hacia arriba en busca de sus fuentes. Nunca la Luna caerá derribada de sus caballos.
* Los productos medicinales de un nido quejumbroso de aves, si se aplican al rostro, hacen desaparecer sus manchas.
* Aunque el incienso gusta a los dioses y a su airada divinidad, no todo debes dedicarlo a que se queme en los altares.
* Tiempo vendrá en que al miraos al espejo sentiréis pesar, y la misma pesadumbre será otra causa más de arrugas.
* Un rostro resulta atractivo si va acompañado de inteligencia.
* Preocupaos por gustar, ya que vivís en una época en que también los hombres se adornan: vuestros maridos se engalanan siguiendo la norma de las mujeres.
* El gustarse a sí mismas constituye un inmenso placer: a las doncellas, su propia hermosura les produce una íntima complacencia. El ave de Juno [ = el pavo real ], cuando alguien alaba su plumaje, lo abre en abanico.
* El amor os apremiará más intensamente si usáis las hierbas poderosas cortadas según ritual terrorífico por manos de hechicera.
* La corriente de un río no vuelve hacia arriba en busca de sus fuentes. Nunca la Luna caerá derribada de sus caballos.
* Los productos medicinales de un nido quejumbroso de aves, si se aplican al rostro, hacen desaparecer sus manchas.
* Aunque el incienso gusta a los dioses y a su airada divinidad, no todo debes dedicarlo a que se queme en los altares.
* Tiempo vendrá en que al miraos al espejo sentiréis pesar, y la misma pesadumbre será otra causa más de arrugas.
© 2012, Héctor Ángel Benedetti
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