viernes, 1 de febrero de 2013

Literarias recientes, II


Encontré por pura casualidad, y esto puedo jurarlo, una publicación que explicaba la personalidad que tenemos a partir de nuestras iniciales. Accedí a la prueba y comprobé que según las mías (hache, a, be) yo era analítico, armónico e intuitivo: virtudes que hasta entonces ignoraba y ahora agradezco me hayan señalado.

Fue en uno de esos suplementos de periódico que dicen estar orientados a las mujeres. Ya sabemos que solo las subestiman, y prueba de ello es que dentro de una sección inexplicablemente llamada “Vida Sana” (generosa en horóscopos y numerología) el 26 de octubre fue puesto este artículo para lectura y consideración del mundo femenino. Confieso que hasta esa fecha yo desconocía no solo las propiedades psicológicas de las iniciales, sino incluso la publicación misma; reparé en ella por un oportuno anuncio. Un examen más amplio confirmó que no era el único sitio que abordaba estas cuestiones y que la nota verificaba antecedentes en otras monografías de similar erudición, codeándose con trabajos sobre mesmerismo, talismanes y exégesis domésticas de la kabbalah. Una de estas páginas, por ejemplo, agregaba que la H tiene como astro regente a Plutón. Como el planeta se descubrió recién en 1930, entiendo que los Horacio, Hilda, Hugo, Herminia, etcétera, nacidos antes de ese año no tuvieron personalidad alguna.

Vuelvo a mi caso personal, que es más o menos el que mejor sé. El solo hecho de que para esta teoría yo fuera —entre otras cosas— “armónico”, bastaría para invalidarla; aunque tan amplio es el adjetivo que a cualquiera bien podría caberle. La objeción es otra. Tan sencilla, que da pudor señalarla: ni en lo especulativo ni en lo empírico es una exposición fundada. Quisiera suponer que fue un divertimento, una lotería de atributos donde a la R le tocó en suerte la astucia del mismo modo con que pudo tocarle la ingenuidad, la saturación, la hispanidad o el alcoholismo. Firmaba la nota una tal Nadir, a quien podemos oponernos rubricando como Cenit.

© 2013, Héctor Ángel Benedetti