Entre los pintorescos personajes que vivieron en la corte del rey Enrique VIII de Inglaterra figura el miniaturista Lucas Horenbout.
No es tan conocido como otros; entre tantos nombres que hoy son leyenda, el de Lucas Horenbout pasa desapercibido. Hoy diríamos que tenía “perfil bajo”. En realidad cumplía su trabajo y tuvo la habilidad de no involucrarse en intrigas raras.
Hans Holbein fue quien quedó inmortalizado como “el pintor de Enrique VIII” no solamente porque su arte excedía a todos, sino también porque su nombre aparece vinculado a episodios que ya son míticos en la antología Tudor: Holbein fue quien hizo el famoso retrato a Ana de Cleves que tanto conflicto trajo después cuando al rey no le gustó la dama (costándole la aventura la cabeza a Thomas Cromwell, que fue quien tuvo la idea de buscar princesas extranjeras). Además, la caída de Cromwell le causó a Holbein la pérdida del favor del rey, y por dos años estuvo sin recibir comisiones reales. Y existen evidencias para sospechar que Holbein trabajó como espía de Cromwell retratando a aquellos sospechados de lealtad dudosa: no es casualidad que pintara retratos a personas de las que Cromwell necesitaba información (como George Neville, Nicholas Carew o John Russell).
Lucas Horenbout tuvo una vida, al parecer, más tranquila. Y estaba en la corte con anterioridad a Holbein.
Alrededor de 1524 el artista Gerard Horenbout y sus dos hijos, Lucas y Susanna, llegaron a Inglaterra provenientes de Gante tal vez por invitación del rey. Horenbout era amigo de Albrecht Dürer y había pintado en la corte de Margarita de Austria. Gerard regresó a Gante en 1532, pero sus hijos se quedaron en el país.
Susanna pintaba miniaturas, aunque ninguna de ellas pudo ser identificada en nuestros días. Parece ser que al igual que su hermano tuvo una vida apacible (todo un logro en una corte Tudor) y se casó dos veces. Su primer esposo fue John Parker y el segundo John Gylmyn. Murió en Inglaterra en 1545.
A Lucas Horenbout en septiembre de 1525 le ofrecieron una pensión vitalicia por su talento. Su especialidad eran las miniaturas.
En 1528 fue nombrado King’s Painter (Pintor del Rey).
Por lo menos hay identificadas 17 miniaturas de su autoría: 5 retratos del rey, 3 de Catalina de Aragón, 2 de Ana Bolena, 1 de Jane Seymour, 1 de Catherine Parr (como se ve, pintó a todas las esposas del rey menos a Ana de Cleves y Catherine Howard); pintó al Duque de Suffolk, a la Princesa Mary, a Edward y Henry Fitzroy (hijos del rey) y Carlos V.
Entre 1531 y 1532 desarrolló tareas para el rey en York Place.
En abril de 1534 trabajó en la elaboración del Liber Niger (Libro Negro de la Orden de la Jarretera), un nuevo registro de la orden, manuscrito iluminado con ilustraciones del rey rodeado por caballeros. Y el 22 de junio de ese año se convirtió en súbdito naturalizado de Enrique, y fue nombrado Pintor del Rey de por vida. Por este motivo (su naturalización como súbdito) se le asignó una vivienda en Charing Cross, donde fijó su estudio y se le dio permiso de emplear cuatro trabajadores extranjeros.
En 1535 ilustró la tapa del Valor Ecclesiasticus representando a Enrique VIII en su trono.
Falleció en Londres en el año 1544.
© 2006, Guada Aballe.
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